El epitelio columnar normal se vuelve temporalmente blanco tras la aplicación de ácido acético. Si la reacción acetoblanca persiste y es intensa, debe sospecharse la existencia de lesiones glandulares. Estas lesiones pueden extenderse hacia el conducto endocervical y a menudo están acompañadas de la presencia de vasos sanguíneos atípicos en la superficie. En esta situación, las vellosidades del epitelio columnar pueden fusionarse entre sí, acentuando la anormalidad observada.
En el adenocarcinoma in situ (AIS) o el adenocarcinoma, generalmente se observan múltiples áreas acetoblancas densas en el epitelio columnar. Éste se ve como si le hubieran esparcido coco rallado.
Se sospecha adenocarcinoma cuando se observa un área acetoblanca densa en el epitelio columnar, caracterizada por su superficie irregular y la presencia de vasos sanguíneos atípicos que a menudo son paralelos entre sí. Sin embargo, es importante tener en cuenta que realizar una colposcopia del endocérvix puede ser un desafío. Si la citología indica la posibilidad de una lesión glandular, se recomienda realizar un legrado endocervical desde todas las direcciones (4 lados del endocérvix), incluso si no se visualiza una lesión evidente. En caso de que la prueba de VPH sea positiva y la citología sugiera una lesión glandular, se considerará necesario llevar a cabo un procedimiento como el LLETZ o una biopsia de cono.
La colposcopia no es una forma confiable de detectar el adenocarcinoma in situ. Afortunadamente, más de la mitad de los casos coexisten con NIC de alto grado, lo que permite la detección de la anomalía. A menudo, la lesión es más grande de lo que se puede apreciar colposcópicamente, por lo que los márgenes de las lesiones extirpadas suelen estar afectados por el tumor.
|
|