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La colposcopia y el tratamiento de la neoplasia intraepitelial cervical: Manual para principiantes, J.W. Sellors & R. Sankaranarayanan
Capítulo 9: Lesiones inflamatorias del cuello uterino
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- Las lesiones inflamatorias de la mucosa cervical y vaginal cursan con secreción excesiva, maloliente o
no, espumosa o no, blanca, gris o amarillo-verdosa, y síntomas como dolor hipogástrico, dolor de
espalda, prurito, escozor y dispareunia.
- Las características colposcópicas de la inflamación cervical como punteado, congestión y ulceración
inflamatorios así como acetoblanqueo escasamente definido, irregular, se distribuyen amplia y
difusamente en el cuello uterino y la vagina, y no se restringen a la zona de transformación.
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| | | | Las lesiones inflamatorias del cuello uterino y la vagina
son comunes, particularmente en los países tropicales
en desarrollo. La inflamación cervical se debe
principalmente a la infección (por lo general mixta o
polimicrobiana); otras causas son: cuerpos extraños
(dispositivo intrauterino, tampón retenido, etc.),
traumatismo e irritantes químicos como geles o cremas.
En este capítulo se describen las características clínicas
y diagnósticas de estas lesiones para facilitar el
diagnóstico diferencial de las anomalías cervicales.
Las lesiones inflamatorias se asocian con secreción
mucopurulenta, seropurulenta, blanca o serosa y
síntomas como dolor hipogástrico, dorsalgia, prurito,
escozor y dispareunia. Como hemos dicho, son más
comúnmente causados por infecciones o cuerpos
extraños irritantes. Los microorganismos infecciosos
comunes causantes de tales lesiones incluyen protozoos
como Tricomonas vaginalis, hongos como Candida
albicans, crecimiento excesivo de bacterias anaerobias
(Bacteriodes, Peptostreptococcus, Gardnerella
vaginalis, Gardnerella mobiluncus) en una afección
como la vaginosis bacteriana; otras bacterias como
Chlamydia trachomatis, Haemophilus ducreyi,
Mycoplasma hominis, Streptococcus, Escherichia coli,
Staphylococcus y Neisseria gonorrhoeae; e infecciones
por virus como el herpes simple.
La inflamación cervical provoca secreción diaria, que
puede o no ser pruriginosa, purulenta, fétida o
espumosa, y mancha la ropa interior, requiriendo el uso
regular de toallas sanitarias. Estas afecciones
inflamatorias son por lo tanto sintomáticas y deben
identificarse, diferenciarse de la neoplasia cervical y
tratarse. Toda vez que exista duda debe tomarse una
biopsia.
El examen anogenital externo, de vagina y cuello
uterino, en búsqueda de vesículas, úlceras de poca
profundidad y úlceras botonoides, y de la región
inguinal para detectar ganglios linfáticos inflamados o
hipertrofiados, y la palpación abdominal inferior y
bimanual para evaluar la sensibilidad y la existencia de
masas pelvianas deben ser parte del examen clínico
para descartar los cuadros infecciosos.
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Cervicovaginitis
| | | El término “cervicovaginitis” se refiere a la inflamación
del epitelio escamoso de la vagina y el cuello uterino.
En este cuadro, la mucosa cervical y vaginal responde a
la infección con una reacción inflamatoria que se
caracteriza por el daño a las células superficiales. Este
daño conduce a la descamación y ulceración, que
causan una reducción del espesor epitelial debido a la
pérdida de células de la capa superficial y de parte de
la capa intermedia (que contienen glucógeno). En las
capas más profundas, las células sufren tumefacción
con infiltración de neutrófilos en el espacio intercelular.
La superficie del epitelio se halla cubierta por desechos
celulares y secreciones inflamatorias mucopurulentas.
Existe congestión del tejido conjuntivo subyacente con
dilatación de los vasos superficiales y papilas estrómicas
hipertróficas y dilatadas.
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Cervicitis
| | | "Cervicitis" es el término empleado para denotar la
inflamación que afecta el epitelio cilíndrico del cuello
uterino. Da lugar a la congestión del tejido conjuntivo
subyacente, descamación celular y ulceración con
secreción mucopurulenta. Si persiste la inflamación, las
estructuras vellosas se adelgazan, se pierde el aspecto
botrioideo (similar a la uva), y la mucosa puede secretar
menos moco.
En ambos cuadros precedentes, después de la
inflamación y la necrosis tisular reiteradas, las lesiones
son reparadas y se elimina el tejido necrótico. El
epitelio recién formado presenta numerosos vasos y la
proliferación tisular conectiva origina fibrosis de grado
variable.
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Aspectos observables por colposcopia
| Antes de la aplicación de ácido acético
| Antes de la aplicación de ácido acético
El examen, antes de la aplicación del ácido acético,
revela las secreciones cervicales y vaginales, de
moderadas a excesivas, que a veces pueden indicar la
naturaleza de la infección subyacente. En la infección
por T. vaginalis (tricomoniasis), común en el trópico, hay
secreciones copiosas, de burbujas, espumosas,
hediondas, amarillo-verdosas, mucopurulentas. Las
infecciones bacterianas cursan con secreción poco
espesa, líquida, seropurulenta. La secreción puede ser
maloliente en el caso de la hiperproliferación bacteriana
anaerobia, la vaginosis bacteriana y la infección por
Trichomonas. En la candidiasis (moniliasis) y las
infecciones por levaduras de otro tipo, la secreción es
espesa y blanco-grumosa (caseosa) con comezón intensa
que da lugar a una vulva eritematosa. Las secreciones
mucopurulentas malolientes, oscuras, se asocian con
cuadros inflamatorios por cuerpos extraños (por ejemplo,
un tampón retenido). La gonorrea produce exudado
vaginal purulento e hiperestesia cervical. Las vesículas
pequeñas llenas de líquido seroso pueden observarse en
el cuello uterino y la vagina en la fase vesicular de la
infección vírica por herpes simple. Las infecciones
herpéticas se asocian con episodios de ulceración vulvar,
vaginal y cervical dolorosa que duran dos semanas. Las
excoriaciones son evidentes en la tricomoniasis, la
candidiasis y las infecciones bacterianas mixtas.
Una úlcera grande coalescente por herpes, u otras
afecciones inflamatorias, puede remedar el aspecto del
cáncer invasor. La curación fibrótica del cuello uterino,
por ulceración recurrente debida a inflamación
crónica, puede distorsionar el cuello. También puede
haber zonas necróticas asociadas. En caso de duda,
debe efectuarse una biopsia dirigida. Las infecciones
cervicales raras y poco comunes, debidas a
tuberculosis, esquistosomiasis y amebiasis, causan
ulceración y necrosis extensa del cuello uterino con
síntomas y signos que imitan el cáncer invasor; una
biopsia confirmará el diagnóstico.
Si el proceso infeccioso se acompaña de ulceración
marcada (con necrosis o sin ella), el área ulcerada
puede estar cubierta con exudado purulento, con
diferencias pronunciadas en la superficie del cuello
uterino. Puede haber exudación de gotitas serosas.
La infección e inflamación bacteriana, fúngica o
protozoaria de larga data puede conducir a la fibrosis,
que aparece blanca o rosada, según el grado de
fibrosis. El epitelio que reviste el tejido conjuntivo es
frágil, lo que determina ulceración y sangrado. El
aspecto después de la aplicación de ácido acético y de
la lugolización es variable, según la integridad del
epitelio superficial.
En el caso de la cervicitis, el epitelio cilíndrico es
intensamente rojo, sangra al tacto y existe secreción
purulenta opaca. Puede perderse el aspecto vellosocolumnar
o botrioideo debido al adelgazamiento de las
vellosidades, la inflamación reiterada, y al hecho de
que no existen papilas claramente definidas (figura
9.1). Extensas zonas del cuello uterino y la mucosa
vaginal infectada se observan rojas debido a la
congestión del tejido conjuntivo subyacente.
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| | Después de la aplicación de ácido acético
| La aplicación generosa de ácido acético elimina las
secreciones del cuello uterino y la vagina, pero puede
causar dolor. La cervicovaginitis se asocia con edema,
dilatación capilar, hipertrofia de las papilas estrómicas,
que contienen los paquetes vasculares, e infiltración del
estroma con células inflamatorias. El cuello uterino
crónicamente inflamado puede presentarse rojizo, con
zonas acetoblancas poco definidas, irregulares,
salpicadas en el cuello uterino, no restringidas a la zona
de transformación, y puede sangrar al tacto (figura 9.2,
9.3). Las papilas estrómicas hipertróficas aparecen
como manchas rojas (punteado rojo) sobre un fondo
blanco rosado, generalmente en la infección por T.
vaginalis, después de aplicar ácido acético. Un
colposcopista sin experiencia puede confundir los
punteados inflamatorios con los de la neoplasia
intraepitelial cervical (NIC). Sin embargo, se los puede
diferenciar mediante los siguientes criterios: los
punteados inflamatorios son finos, con distancias
intercapilares sumamente pequeñas, y se distribuyen
difusamente (no se restringen a la zona de
transformación) e incluyen el epitelio escamoso original
y la vagina con la mucosa inflamada interpuesta. Si la
inflamación persiste y se cronifica, da lugar a punteados
rojos grandes, focales, debidos a grandes acúmulos de
capilares agrupados, que aparecen como varias
manchas rojas de diferentes tamaños sobre un fondo
blanco rosado, lo que genera las denominadas manchas
de aspecto de fresa (figura 9.4). Colposcópicamente, un
cuello uterino crónicamente inflamado puede a veces
remedar el cáncer invasor (figura 9.5).
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| | Después de la aplicación de la solución yodoyodurada de Lugol
| El resultado de la prueba después de la lugolización
depende de la descamación y la pérdida de las capas de
células con glucógeno. Si la descamación se limita a la
cima de las papilas estrómicas donde el epitelio
escamoso es más delgado, se observa una serie de
manchas amarillas delgadas sobre un fondo pardocaoba,
lo que produce un aspecto punteado (figura
9.6). Cuando la inflamación persiste y la infección se
torna crónica, las pequeñas zonas descamadas
confluyen para formar grandes zonas descamadas que
conducen al denominado aspecto en piel de leopardo
(figura 9.7). Estas características a menudo se
encuentran en la infección por Trichomonas, pero
también pueden verse en las infecciones fúngicas y
bacterianas. Si existe descamación marcada, el cuello
uterino se observa de color rojo-amarillento, con
afectación de la vagina (figura 9.8).
En resumen, las afecciones inflamatorias del cuello
uterino se asocian con secreciones copiosas, generalmente
hediondas, mucopurulentas, seropurulentas,
blanquecinas, punteado rojo, ulceración y curación
por fibrosis. La secreción es espumosa, con burbujas,
en la tricomoniasis y caseosas, blanco-adherentes, en
la candidiasis. Las lesiones inflamatorias del cuello
uterino pueden diferenciarse de la NIC por la
afectación amplia, difusa, del cuello uterino, la
extensión a la vagina, la tonalidad roja y los síntomas
asociados como la secreción y el prurito.