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La colposcopia y el tratamiento de la neoplasia intraepitelial cervical: Manual para principiantes, J.W. Sellors & R. Sankaranarayanan
Capítulo 1: Introducción a la anatomía del cuello uterino
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- El cuello uterino, la parte fibromuscular inferior del útero, mide de 3 a 4 cm de longitud y 2,5 cm de
diámetro, aunque su tamaño varía según la edad, el número de partos y el momento del ciclo
menstrual de la mujer.
- El exocérvix es la parte más fácilmente visualizable del cuello uterino; el endocérvix, en gran parte no
visualizable, es contiguo al orificio cervical externo.
- El ectocérvix está recubierto por un epitelio escamoso estratificado rosado, de múltiples capas
celulares, mientras que un epitelio cilíndrico rojizo de una única capa celular recubre el endocérvix.
Las capas celulares intermedia y superficial del epitelio escamoso contienen glucógeno.
- La ubicación de la unión escamoso-cilíndrica con relación al orificio cervical externo varía según la
edad, el momento del ciclo menstrual y otros factores como el embarazo y el uso de anticonceptivos
orales.
- Por ectropión entendemos la eversión del epitelio cilíndrico sobre el exocérvix, cuando el cuello
uterino crece rápidamente y se agranda por influencia estrogénica, a partir de la menarquia y en el
embarazo.
- La metaplasia escamosa del cuello uterino consiste en el reemplazo fisiológico del epitelio cilíndrico
evertido al exocérvix por un epitelio escamoso neoformado de células de reserva subyacentes a las
cilíndricas.
- La parte del cuello uterino en la que se produce metaplasia escamosa se denomina zona de
transformación.
- Identificar la zona de transformación tiene gran importancia en la colposcopia, pues casi todas las
manifestaciones de carcinogénesis cervical ocurren en esta zona.
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| | | | La comprensión profunda de la anatomía y la fisiología
del cuello uterino es totalmente esencial para la
práctica colposcópica eficaz. Este capítulo trata la
anatomía macroscópica y microscópica del cuello
uterino y la fisiología de la zona de transformación. El
cuello uterino es la parte fibromuscular inferior del
útero. De forma cilíndrica o cónica, mide de 3 a 4 cm
de largo y 2,5 cm de diámetro. Lo sostienen el
ligamento redondo y los ligamentos uterosacros, que
van de las partes laterales y posterior del cuello
uterino a las paredes de la pelvis ósea; la mitad
inferior del cuello uterino, llamada hocico de tenca o
porción vaginal, penetra en la vagina por su pared
anterior, mientras la mitad superior queda por encima
de la vagina (figura 1.1). El conducto cervical
desemboca en la vagina por el llamado orificio
cervical externo.
El tamaño y la forma del cuello uterino varían según
la edad, el número de partos y el momento del ciclo
hormonal de la mujer. El de las mujeres que han
tenido algún hijo es voluminoso, y el orificio externo
se presenta como una ancha hendidura transversal. El
orificio cervical externo de las nulíparas presenta el
aspecto de una pequeña abertura circular en el centro
del cuello uterino. La porción supravaginal se une al
cuerpo muscular del útero en el orificio cervical
interno. La porción del cuello uterino exterior al
orificio externo se llama exocérvix. Es la parte más
fácilmente visualizable en la exploración con
espéculo. La porción del cuello uterino interior al
orificio externo se denomina endocérvix, para cuya
visualización es preciso estirar o dilatar el orificio
externo. El conducto cervical, que atraviesa el
endocérvix, conecta la cavidad uterina con la vagina y
se extiende del orificio interno al externo, por el que
desemboca en la vagina. Su longitud y anchura varían
según la edad y el momento del ciclo hormonal de la
mujer. Es más ancho en las mujeres en edad fecunda:
alcanza de 6 a 8 mm de anchura.
El espacio de la cavidad vaginal que rodea el cuello
uterino se denomina fondo de saco vaginal, y se
subdivide anatómicamente en fondos de saco
laterales, fondo de saco anterior y fondo de saco
posterior.
El estroma del cuello uterino consiste en un tejido
denso, fibromuscular, atravesado por la compleja
trama de un plexo vascular, linfático y nervioso. La
vascularización arterial del cuello uterino procede de
las arterias ilíacas internas, a través de las divisiones
cervical y vaginal de las arterias uterinas. Las ramas
cervicales de las arterias uterinas descienden por las
paredes laterales del cuello uterino en posición de las
3 y las 9 del reloj. Las venas del cuello uterino
discurren paralelamente a las arterias y desembocan
en la vena hipogástrica. Los vasos linfáticos del cuello
uterino desembocan en los ganglios ilíacos comunes,
externo e interno, obturador y parametriales. La
inervación del cuello uterino procede del plexo
hipogástrico. El endocérvix tiene muchas
terminaciones nerviosas, que son escasas en el
exocérvix. En consecuencia, la mayoría de las mujeres
toleran bien procedimientos como la biopsia, la
electrocoagulación y la crioterapia sin anestesia local.
Como en el endocérvix también abundan las fibras
simpáticas y parasimpáticas, el legrado endocervical
puede a veces producir una reacción vasovagal.
El cuello uterino está recubierto por epitelio
escamoso estratificado no queratinizante y por
epitelio cilíndrico. Estos dos tipos de epitelio
confluyen en la unión escamoso-cilíndrica.
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Epitelio escamoso estratificado no
| | | Normalmente el exocérvix está recubierto en gran
parte por epitelio escamoso estratificado no
queratinizante que contiene glucógeno. Es opaco,
tiene muchas capas celulares (de 15 a 20, figura 1.2)
y es de color rosado pálido. Este epitelio puede
corresponder al de origen, formado durante la vida
embrionaria, o ser una neoformación metaplásica de
los primeros años adultos. En las mujeres
premenopáusicas el epitelio escamoso original es
rosado, mientras que el de nueva formación presenta
un aspecto rosado blanquecino a la exploración.
La arquitectura histológica del epitelio escamoso
del cuello uterino presenta, en el fondo, una única
capa de células basales redondas, con núcleos grandes
de coloración oscura y poco citoplasma, pegadas a la
membrana basal (figura 1.2), que separa el epitelio
del estroma subyacente. La unión epitelioestromal
suele ser rectilínea. A veces es ligeramente ondulada,
con cortas proyecciones de estroma a intervalos
regulares denominadas papilas. Las partes del epitelio
introducidas entre las papilas se denominan
invaginaciones.
Las células basales se dividen y maduran para
formar las siguientes capas celulares, llamadas
parabasales, que también tienen núcleos
relativamente grandes y oscuros, y citoplasma
basófilo de color azul verdoso. Estas células siguen
diferenciándose y madurando hasta constituir capas
intermedias de células poligonales con citoplasma
abundante y núcleos redondos pequeños que forman
un entramado como una cesta. Al proseguir la
maduración, se forman las células grandes y
sensiblemente planas, de núcleo pequeño, denso y
picnótico y citoplasma transparente, de las capas
superficiales. En términos generales, de la capa basal
a la superficial, estas células aumentan de tamaño
mientras se reduce el de su núcleo.
Las células de las capas intermedia y superficial
contienen glucógeno abundante en su citoplasma, que
se tiñe intensamente de color pardo-caoba o negro
tras aplicar la solución yodoyodurada de Lugol con
ácido peryódico de Schiff en los cortes histológicos. La
presencia de glucógeno en las capas intermedia y
superficial es signo de maduración normal y de
desarrollo del epitelio escamoso. La maduración
anormal o alterada se caracteriza por la ausencia de
glucogénesis.
La maduración del epitelio escamoso del cuello
uterino depende de la presencia de estrógeno, la
hormona femenina. En ausencia de estrógeno no se
producen maduración ni glucogénesis totales. En
consecuencia, después de la menopausia, las células no
maduran más allá de la capa parabasal y no se acumulan
en capas múltiples de células planas. El epitelio se
vuelve delgado y atrófico. A la inspección visual aparece
pálido, con manchas petequiales subepiteliales, por ser
muy propenso a los traumatismos.
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Epitelio cilíndrico
| | | El conducto cervical está recubierto de epitelio
cilíndrico (a veces denominado epitelio mucíparo o
glandular). Está compuesto de una única capa de
células altas, con núcleos oscuros, cerca de la
membrana basal (figura 1.3). Por tratarse de una
única capa celular, su altura es mucho menor que la
del epitelio escamoso estratificado del cuello uterino.
A la inspección visual su color es rojizo, pues una sola
y delgada capa celular permite que aparezca la
coloración de la vascularización subyacente del
estroma. En su límite distal o superior se fusiona con
el epitelio endometrial en la parte inferior del cuerpo
del útero. En su límite proximal o inferior se fusiona
con el epitelio escamoso en la unión escamosocilíndrica.
Cubre un grado variable del exocérvix
según la edad, el número de partos y el momento
hormonal de la mujer, fecunda o menopáusica.
El epitelio cilíndrico no forma una superficie
aplanada en el conducto cervical, sino que forma
pliegues longitudinales múltiples que sobresalen en la
luz del conducto, dando lugar a proyecciones
papilares. También forma invaginaciones en el
estroma cervical, dando lugar a la formación de
criptas endocervicales (a veces llamadas glándulas
endocervicales) (figura 1.4). Las criptas pueden llegar
a tener entre 5 y 8 mm desde la superficie del cuello
uterino. Esta arquitectura compleja, con pliegues
mucosos y criptas, da al epitelio cilíndrico una
apariencia granular a la inspección visual.
El crecimiento localizado del epitelio cilíndrico
endocervical puede verse a veces como una masa
rojiza que sobresale por el orificio externo. Esto es lo
que se llama un pólipo cervical (figura 1.5). Empieza
generalmente con el engrosamiento localizado de una
única papila cilíndrica, que se presenta como una
masa conforme aumenta de volumen. Está compuesto
por una parte central del estroma endocervical
revestida de epitelio cilíndrico con sus criptas
subyacentes. A veces pueden surgir pólipos múltiples
del epitelio cilíndrico.
En el epitelio cilíndrico no se produce glucogénesis
ni mitosis. Debido a la falta de glucógeno
citoplasmático, el epitelio cilíndrico no cambia de
color tras aplicación de Lugol, o retiene una leve capa
de la solución yodoyodurada.
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Unión escamoso-cilíndrica (UEC)
| | | La unión escamoso-cilíndrica (figuras 1.6 y 1.7) se
presenta como una línea bien trazada con un escalón,
por la diferente altura del epitelio pavimentoso y del
cilíndrico. La ubicación de la unión escamosocilíndrica
con relación al orificio cervical externo
varía en la vida de una mujer y depende de factores
como la edad, el momento del ciclo hormonal, los
traumatismos del parto, el uso de anticonceptivos
orales o el embarazo (figuras 1.6 y 1.7).
La unión escamoso-cilíndrica visualizable en la
niñez, perimenarquia, pospubertad y primeros
tiempos del período reproductivo se denomina UEC
original, pues representa el empalme entre el epitelio
cilíndrico y el epitelio pavimentoso ‘original’ de la
embriogénesis y la vida intrauterina. Durante la niñez
y la perimenarquia, la UEC original se encuentra en el
orificio cervical externo, o muy cerca de él (figura
1.7a). Tras la pubertad y durante el período
reproductivo, los genitales femeninos crecen por
influencia estrogénica. El cuello uterino se hincha y
agranda y el conducto cervical se alarga. Esto conlleva
la eversión del epitelio cilíndrico de la parte inferior
del conducto cervical hacia el exocérvix (figura 1.7b).
Esto es lo que se llama ectropión o ectopia,
visualizable como un exocérvix francamente rojizo
(figura 1.8a). A veces se le llama ‘erosión’ o ‘úlcera’,
que son nombres poco apropiados y no deben usarse
para esto. Así, la UEC original está ubicada en el
exocérvix, muy lejos del orificio externo (figuras 1.7b
y 1.8a). El ectropión se hace mucho más pronunciado
durante el embarazo.
La acción del tampón del moco que cubre las
células cilíndricas se perturba cuando el epitelio
cilíndrico del ectropión se ve expuesto al entorno
vaginal ácido. Esto conduce a la destrucción y, en
último término, al reemplazo del epitelio cilíndrico
por epitelio escamoso metaplásico neoformado. Por
metaplasia entendemos el cambio o reemplazo de un
tipo de epitelio por otro.
El proceso metaplásico suele comenzar en la UEC
original y desplazarse centrípetamente hacia el
orificio externo durante el período reproductivo hasta
la perimenopausia. De este modo se forma una nueva
UEC entre el epitelio escamoso metaplásico
neoformado y el epitelio cilíndrico persistente en el
exocérvix (figuras 1.7c y 1.8b). Conforme la mujer se
acerca a la menopausia, la nueva UEC va avanzando
en el exocérvix hacia el orificio externo (figuras 1.7c,
1.7d, 1.7e y 1.8) y se va posicionando a distancias
variables del mismo, como resultado de la formación
progresiva del nuevo epitelio escamoso metaplásico
en las zonas expuestas del epitelio cilíndrico en el
exocérvix. A partir del período perimenopáusico, el
cuello uterino va reduciéndose por la falta de
estrógeno, con lo cual se acelera el desplazamiento
de la nueva UEC por el conducto cervical hacia el
orificio externo (figuras 1.7d y 1.8c). En las mujeres
posmenopáusicas, la nueva UEC suele no poderse
visualizar (figuras 1.7e y 1.8d).
A esta nueva UEC es a la que nos referiremos de
aquí en adelante en este manual cuando hablemos
simplemente de unión escamoso-cilíndrica (UEC). Para
referirnos a la UEC original la mencionaremos
explícitamente como UEC original.
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Ectropión o ectopia
| | | El ectropión o ectopia se define como la eversión del
epitelio cilíndrico endocervical hacia el exocérvix. Se
presenta como una zona rojiza grande en el exocérvix
que rodea el orificio externo (figuras 1.7b y 1.8a). La
eversión del epitelio cilíndrico es más pronunciada en
los bordes anterior y posterior del exocérvix y menos
en los laterales. Es un proceso normal, fisiológico, en
la vida de una mujer. A veces, el epitelio cilíndrico se
extiende hacia el fondo de saco vaginal. En el
ectropión se desplaza toda la mucosa, con inclusión
de las criptas y el estroma subyacente. En esta zona
se produce la transformación fisiológica a metaplasia
escamosa, así como la transformación anormal en el
cáncer cervicouterino.
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Metaplasia escamosa
| | | El reemplazo fisiológico del epitelio cilíndrico evertido
por un epitelio escamoso neoformado se denomina
metaplasia escamosa. El medio vaginal es ácido en los
años fecundos y durante el embarazo. Se piensa que la
acidez desempeña una función en la metaplasia
escamosa. Cuando la acidez vaginal destruye
reiteradamente las células del epitelio cilíndrico en
una zona del ectropión, con el tiempo las células son
reemplazadas por un epitelio metaplásico neoformado.
La irritación, por el medio vaginal ácido, del epitelio
cilíndrico expuesto produce la aparición de las células
de reserva subyacentes, que proliferan, se hiperplasian
y acaban formando el epitelio escamoso metaplásico.
Como ya se ha dicho, el proceso metaplásico
requiere la aparición de esas células indiferenciadas,
cúbicas, subcilíndricas llamadas células de reserva
(figura 1.9a), pues el epitelio escamoso metaplásico
surge de la multiplicación y la diferenciación de estas
células que, con el tiempo, despegan el resto del
epitelio cilíndrico (figuras 1.9b y 1.9c). No se conoce el
origen exacto de las células de reserva, aunque suele
considerarse que proceden del epitelio cilíndrico, en
respuesta a la irritación por la acidez vaginal.
El primer signo de metaplasia escamosa es la
aparición y proliferación de las células de reserva
(figuras 1.9a y 1.9b). Esto se ve inicialmente como una
única capa de células pequeñas, redondas, de núcleos
oscuros, situados muy cerca de los núcleos de las
células cilíndricas, que prolifera y llega a la hiperplasia
de células de reserva (figura 1.9b). Morfológicamente,
las células de reserva tienen una apariencia similar a
las células basales del epitelio escamoso original, con
núcleos redondos y poco citoplasma. Según progresa el
proceso metaplásico, las células de reserva proliferan y
se diferencian, formando un epitelio delgado,
multicelular, de células escamosas inmaduras sin que se
observe estratificación (figura 1.9c). El epitelio
metaplásico escamoso, delgado y neoformado, se
denomina inmaduro cuando presenta poca o ninguna
estratificación. Las células del epitelio metaplásico
escamoso inmaduro no producen glucógeno y, en
consecuencia, no se tiñen de marrón o negro con la
solución yodoyodurada de Lugol. En esta fase pueden
verse grupos de células cilíndricas mucinosas incluidas
en el epitelio metaplásico escamoso inmaduro.
Pueden surgir a la vez muchos campos, aislados o
contiguos, o focos de metaplasia escamosa incipiente.
Se ha sugerido que la membrana basal del epitelio
cilíndrico original se disuelve y vuelve a formarse entre
las células de reserva, que están proliferando y
diferenciándose, y el estroma cervical. La metaplasia
escamosa suele comenzar en la unión escamosocilíndrica
original, en el borde distal de la ectopia, pero
también puede producirse en el epitelio cilíndrico
cercano a la UEC, o como islotes esparcidos en el
epitelio cilíndrico expuesto.
A medida que continúa el proceso, las células
escamosas metaplásicas inmaduras evolucionan a
epitelio metaplásico estratificado maduro (figura
1.9d). Para efectos prácticos, este último se asemeja
al epitelio escamoso estratificado original. Pueden
verse algunas células cilíndricas residuales o vacuolas
de moco en el epitelio metaplásico escamoso
evolucionado, que contiene glucógeno a partir de
la capa celular intermedia, por lo que se tiñe de
marrón o negro con el Lugol. En el epitelio escamoso
metaplásico maduro pueden verse unos folículos, los
llamados quistes de Naboth (figuras 1.10 y 1.11). Los
quistes de Naboth se forman por retención de moco,
como resultado de la oclusión de una cripta
endocervical por el epitelio escamoso metaplásico
que se superpone (figura 1.10). El epitelio cilíndrico
enterrado sigue secretando moco, que con el tiempo
llena y distiende el quiste. El moco atrapado confiere
al quiste un color blanco marfil amarillento
visualizable (figura 1.11). El epitelio cilíndrico de la
pared del quiste se aplana y acaba destruyéndose por
la presión del moco. Las criptas del epitelio cilíndrico
aún no recubiertas de epitelio metaplásico siguen
abiertas. La mejor manera de evaluar el límite más
lejano del epitelio metaplásico del exocérvix es
localizar la cripta que se abre más lejos de la unión
escamoso-cilíndrica.
La metaplasia escamosa es un proceso irreversible; el
epitelio transformado (que ahora es pavimentoso) no
puede volver a convertirse en cilíndrico. El proceso
metaplásico del cuello uterino se denomina a veces
metaplasia indirecta, pues las células cilíndricas no se
transforman en células escamosas, sino que son
reemplazadas por la proliferación de las células cúbicas,
subcilíndricas, de reserva. La metaplasia escamosa
puede avanzar en grados diversos en distintas zonas del
mismo cuello uterino, por lo que pueden visualizarse
múltiples zonas de madurez muy dispar en el epitelio
escamoso metaplásico, con o sin islotes de epitelio
cilíndrico. El epitelio metaplásico adyacente a la UEC es
inmaduro, mientras que el epitelio metaplásico maduro
se encuentra cerca de la UEC original.
El epitelio metaplásico incipiente puede evolucionar
de dos modos (figura 1.12). En la gran mayoría de las
mujeres, se convierte en epitelio metaplásico
escamoso maduro, similar, para todos los efectos
prácticos, al epitelio escamoso original normal que
contiene glucógeno. En una minoría muy pequeña de
las mujeres, puede evolucionar a epitelio atípico
displásico. Algunos tipos de papilomavirus humanos
(VPH) oncógenos pueden infectar persistentemente las
células metaplásicas escamosas basales inmaduras y
transformarlas en células atípicas con anomalías
nucleares y citoplasmáticas. La proliferación y la
expansión no controladas de estas células atípicas
pueden conducir a la formación de un epitelio
displásico anormal que puede volver a su estado
normal, persistir como displasia o evolucionar a cáncer
invasor al cabo de varios años.
También se piensa que alguna metaplasia puede
surgir por endocrecimiento a partir del epitelio
escamoso del exocérvix.
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Zona de transformación
| | | La zona del cuello uterino donde el epitelio cilíndrico
ha sido reemplazado o está reemplazándose con el
nuevo epitelio escamoso metaplásico se denomina
zona de transformación (ZT). Corresponde al área del
cuello uterino limitada distalmente por la UEC
original y proximalmente por el límite más lejano del
epitelio metaplásico, definido por la nueva UEC
(figuras 1.7, 1.13 y 1.14). En las mujeres
premenopáusicas, la zona de transformación está
plenamente ubicada en el exocérvix. A partir de la
menopausia, el cuello uterino se reduce de tamaño,
conforme descienden los niveles de estrógeno.
En consecuencia, la zona de transformación puede
desplazarse, primero parcialmente y luego
plenamente, al conducto cervical.
La zona de transformación puede considerarse
normal cuando presenta metaplasia escamosa,
incipiente o evolucionada, junto con zonas o islotes
de epitelio cilíndrico, sin signos de carcinogénesis
cervical (figura 1.14a). Se denomina zona de
transformación anormal o atípica (ZTA) cuando en ella
se observan signos de carcinogénesis cervical, como
cambios displásicos (figura 1.14b). Identificar la zona
de transformación tiene gran importancia en la
colposcopia, pues casi todas las manifestaciones de
carcinogénesis cervical ocurren en esta zona.
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Zona de transformación congénita
| | | Al principio de la vida embrionaria, el epitelio cúbico
del tubo vaginal es reemplazado por epitelio
escamoso, que empieza en el extremo caudal del seno
urogenital. Este proceso se completa mucho antes del
nacimiento, de modo que la vagina y el exocérvix
queden totalmente cubiertos por epitelio escamoso. El
proceso avanza muy rápidamente a lo largo de las
paredes laterales y, después, de las paredes vaginales
anterior y posterior. Si la epitelización se produce
normalmente, en el momento del nacimiento la UEC
original estará situada en el orificio cervical externo.
En cambio, si se detiene este proceso o queda
incompleto, la UEC original se situará distalmente del
orificio cervical externo o, en casos raros, en las
paredes vaginales, en particular en los fondos de saco
anterior y posterior. El epitelio cúbico que queda aquí
sufrirá metaplasia escamosa. Esta última conversión a
epitelio pavimentoso en las paredes vaginales anterior
y posterior y en el exocérvix conduce a la formación de
la zona de transformación congénita. Se trata, pues,
de una variante de la metaplasia escamosa
intrauterina, en la cual una interferencia de la
maduración normal impide que se complete la
diferenciación del epitelio escamoso. En superficie se
observa una maduración excesiva (que pone de
manifiesto la queratinización), mientras las capas más
profundas presentan maduración retardada,
incompleta. Clínicamente, se visualiza un área gris
blanquecina, hiperqueratósica, que va de los labios
anterior y posterior del cuello uterino a los fondos de
saco vaginales. Puede producirse maduración gradual
del epitelio durante varios años. Este tipo de zona de
transformación se ve en menos del 5% de las mujeres
y es una variante de la zona de transformación normal.